Programa

Economía Política CNBA - Propuesta Ricardo Romero

Presentación

El curso está estructurado para el calendario académico del Colegio y en base a los contenidos mínimos del Plan de Estudios, que se compone de tres partes y seis unidades.

El abordaje de la materia se realiza bajos dos ejes generales. En primer lugar: se exponen las diferentes corrientes teóricas del pensamiento económico, delimitando el campo de “lo económico” y la forma de abordaje del mismo, realizado por parte de la Economía Política y la Economía. Incluyendo algunas visiones de economistas argentinos. A la vez, los conceptos elaborados por las distintas escuelas se estudiaran directamente desde las fuentes bibliográficas, se analizarán su aplicación práctica tanto en su contexto histórico y como en la actualidad.


En segundo lugar, se profundizan los conocimientos aportados por el instrumental teórico y técnico desarrollados por la macroeconomía y la microeconomía. A su vez, se delimitan los mecanismos de Políticas Económicas en materia fiscal, monetaria y de comercio internacional. Se indaga sobre la formación de la economía moderna en general y la evolución de la historia económica argentina en particular. Se busca desplegar los conocimientos adquiridos, en la búsqueda de un análisis crítico al desarrollo económico actual y la viabilidad, o no, de políticas económicas alternativas.

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Plan de Trabajo

Propuesta Ricardo Romero

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Multimedial

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lunes, 19 de marzo de 2012

Crecimiento, Inflación y Empleo - Andrés Quintana


Por Andrés Quintana

Crecimiento e inflación

ECONOMÍA / 
19.02.2010 | 06.20   |   FacebookTwitter
Exis­te re­gu­la­ri­dad em­pí­ri­ca en cier­tas va­ria­bles eco­nó­mi­co-so­cia­les co­mo el tán­dem de­so­cu­pa­ción - de­fla­ción por un la­do y cre­ci­mien­to-in­fla­ción por otro. 

De­be­mos in­sis­tir, la eco­no­mía no es una cien­cia exac­ta. Es una cien­cia so­cial, por lo tan­to los con­cep­tos ela­bo­ra­dos des­de la eco­no­mía po­lí­ti­ca de un país o mo­men­to his­tó­ri­co de­ter­mi­na­do no pue­den tras­plan­tar­se a otras na­cio­nes sin te­ner en cuen­ta la idio­sin­cra­sia del país o re­gión a im­ple­men­tar, ya que la eco­no­mía no se de­sa­rro­lla con­for­me a le­yes na­tu­ra­les. Cuan­do se ana­li­za un fe­nó­me­no eco­nó­mi­co, si no se lo so­me­te a ve­ri­fi­ca­ción, ob­ten­dre­mos in­ve­ro­sí­mi­les con­clu­sio­nes. 

En un ma­tu­ti­no del 31/1, se con­vo­có a eco­no­mis­tas pa­ra ana­li­zar el au­men­to en el ni­vel ge­ne­ral de pre­cios. Con ho­nes­ti­dad, el eco­no­mis­ta To­des­ca sos­tie­ne que se per­ci­be una re­la­ción en­tre cre­ci­mien­to e in­fla­ción y ac­to se­gui­do men­cio­na que la for­ma de evi­tar que el cre­ci­mien­to ge­ne­re in­fla­ción es me­dian­te la es­ta­bi­li­dad de las po­lí­ti­cas pú­bli­cas. 

¿Qué se en­tien­de por es­ta­bi­li­dad de las po­lí­ti­cas pú­bli­cas? Pa­ra­fra­sean­do al res­pon­sa­ble nor­tea­me­ri­ca­no pa­ra el He­mis­fe­rio Oc­ci­den­tal, Ar­tu­ro Va­len­zue­la, “en los ‘90 exis­tía se­gu­ri­dad ju­rí­di­ca”, er­go “las po­lí­ti­cas pú­bli­cas eran es­ta­bles”. Ade­más, des­de la óp­ti­ca neo­li­be­ral “la es­ta­bi­li­dad de po­lí­ti­cas pú­bli­cas” se re­la­cio­na es­tre­cha­men­te con el ma­ne­jo mo­ne­ta­rio de me­tas de in­fla­ción. Es­to su­po­ne, an­te el cre­ci­mien­to de pre­cios, ele­var la ta­sa de in­te­rés co­mo me­ca­nis­mo-fre­no. Des­pués del 2001, co­no­ce­mos los efec­tos de­vas­ta­do­res so­bre la in­ver­sión y el con­su­mo que es­tas apli­ca­cio­nes han te­ni­do en nues­tro país. 

En es­te aná­li­sis, se uti­li­za­rán tres va­ria­bles de ve­ri­fi­ca­ción: la ta­sa de va­ria­ción del PBI en mo­ne­da cons­tan­te, la de de­so­cu­pa­ción e in­fla­ción, en­tre 1991 y 2009. ¿Qui­zá se pre­gun­ta­rá por qué apa­re­ce la ta­sa de de­so­cu­pa­ción en es­te es­tu­dio? Sim­ple, por­que cuan­do au­men­ta el PBI, la de­so­cu­pa­ción tien­de a la ba­ja. Es­ta es una va­ria­ble que el pen­sa­mien­to neo­li­be­ral siem­pre sos­la­ya. Por lo tan­to, de­ter­mi­na­re­mos la re­la­ción em­pí­ri­ca en­tre es­tos tres ele­men­tos 

1) Se ha de­mos­tra­do que en el cor­to y me­dia­no pla­zo la re­la­ción en­tre in­fla­ción y de­so­cu­pa­ción es in­ver­sa, es de­cir, au­men­tan los pre­cios y se re­du­ce la de­so­cu­pa­ción. Las in­ves­ti­ga­cio­nes de Phi­lips, So­low y Sa­muel­son en 1960 alum­bra­ron es­ta re­la­ción em­pí­ri­ca es­ta­ble. 

2) Se ha de­mos­tra­do la re­la­ción di­rec­ta en­tre el cre­ci­mien­to de la can­ti­dad de bie­nes y ser­vi­cios que pro­du­ce una eco­no­mía y el ni­vel de de­sem­pleo, es de­cir, cuan­to ma­yor es la can­ti­dad de bie­nes y ser­vi­cios (PBI), la de­so­cu­pa­ción se re­du­ce. Pa­ra que ocu­rra es­to el PBI de­be cre­cer a una ta­sa del 2,25%, era lo que sos­te­nía Art­hur Okun. 

3) El pos­tu­la­do que de­be­mos con­fir­mar y que se de­ri­va de los an­te­rio­res es el si­guien­te: si el au­men­to de la can­ti­dad de bie­nes y ser­vi­cios pro­du­ci­dos au­men­ta el nú­me­ro de em­pleos, y la re­duc­ción del de­sem­pleo se vin­cu­la in­ver­sa­men­te con la in­fla­ción, en­con­tra­ría­mos el si­guien­te me­ca­nis­mo: al au­men­tar la pro­duc­ción de bie­nes y ser­vi­cios au­men­ta la in­fla­ción. 

Las tres va­ria­bles apli­ca­das du­ran­te la con­ver­ti­bi­li­dad. De­fi­ni­re­mos pe­río­dos de va­ria­ción del PBI, de­jan­do co­mo va­ria­bles de efec­to la in­fla­ción y la de­so­cu­pa­ción. 

Em­pe­za­re­mos por el pos­tu­la­do que sos­te­nía que au­men­to del PBI ge­ne­ra re­duc­ción de la de­so­cu­pa­ción. 

Por lo tan­to, en el pe­río­do 1991-94 en­con­tra­mos un cre­ci­mien­to acu­mu­la­do del 34,63%, a una ta­sa anual de 7,72%. La de­so­cu­pa­ción lle­ga­ba al 6,45% en 1991, al fi­nal del pe­río­do fue de 11,45%. Es­to im­pli­ca un au­men­to del 39%, a una ta­sa anual del 8,6%. La re­gu­la­ri­dad em­pí­ri­ca “a ma­yor PBI me­nor de­so­cu­pa­ción” en nues­tro país no se ve­ri­fi­có, ya que el cre­ci­mien­to del de­sem­pleo no só­lo acom­pa­ñó, si­no que su­pe­ró la ta­sa de cre­ci­mien­to del PBI. 

El pe­río­do 1996-98 (en 1995 de­cre­ció). El PBI cre­ció al 5,5% anual, en tan­to la de­so­cu­pa­ción (que ha­bía lle­ga­do al 17,5% en 1995), lle­ga en 1998 al 12,8%. 

Com­pa­ran­do los da­tos del mo­de­lo con­ver­ti­ble con el mo­de­lo eco­nó­mi­co ac­tual, po­de­mos afir­mar que trans­cu­rrie­ron 18 años pa­ra que se re­cu­pe­ra­ra el ni­vel de em­pleo en la Ar­gen­ti­na, da­da la ta­sa de de­so­cu­pa­ción en 1990 de 7,45% y en 2008 de 7,9%. 

Ana­li­zan­do las ta­sas de in­fla­ción, lue­go de la hí­per de 1.344% en 1990, se lle­gó a una in­fla­ción del 0,7% anual en 1998. La de­sa­ce­le­ra­ción fue tan im­pre­sio­nan­te co­mo la ace­le­ra­ción de la de­so­cu­pa­ción. Aquí ve­mos, el au­men­to del de­sem­pleo ge­ne­ró re­duc­ción de la in­fla­ción; sin em­bar­go, el au­men­to del PBI no ge­ne­ró re­duc­ción de la de­so­cu­pa­ción. 

En el úl­ti­mo tra­mo de la Con­ver­ti­bi­li­dad, del 99 al 2001. El PBI ca­yó el 8,4%, es­to es una ta­sa anual del 2,9%. Si in­cor­po­ra­mos 2002 al aná­li­sis, la caí­da del PBI lle­gó al 18,4%. 

En­tre 1999 y 2001, el PBI acu­mu­la­ba la caí­da del 8,4%, la in­fla­ción se tor­nó ne­ga­ti­va. Ar­gen­ti­na su­frió tres años de de­fla­ción acu­mu­la­da del 4%, una ta­sa anual de -1,33%. En ma­te­ria de de­so­cu­pa­ción, en 1999 as­cien­de al 14,15% es­to es 1,35 pun­tos por­cen­tua­les ma­yor a la de­so­cu­pa­ción del año an­te­rior. Ha­cia 2001, la de­so­cu­pa­ción au­men­ta en 4,6%. Es de­cir, mien­tras los pre­cios de la ca­nas­ta bá­si­ca se re­du­cían, el ni­vel de con­su­mo con­ti­nua­ba en re­tro­ce­so de­bi­do a la pér­di­da de los pues­tos la­bo­ra­les, con­se­cuen­cia de la caí­da de la ac­ti­vi­dad pro­duc­ti­va del país. 

Mien­tras se pro­du­cía un du­ro pro­ce­so de­fla­cio­na­rio, la de­so­cu­pa­ción al­can­za­ba ni­ve­les in­sos­te­ni­bles des­de el pun­to de vis­ta so­cial, lle­gan­do al 21,5% de la po­bla­ción eco­nó­mi­ca­men­te ac­ti­va. 

Aho­ra bien, en la re­la­ción en­tre cre­ci­mien­to y de­so­cu­pa­ción se ve­ri­fi­ca qué caí­das del PBI se aso­cian con au­men­to de la de­so­cu­pa­ción. Co­mo con­se­cuen­cia de la sa­li­da trau­má­ti­ca de la con­ver­ti­bi­li­dad, la in­fla­ción sal­tó al 41% pa­ra lue­go re­du­cir­se al 3,4% en el año 2003. 

Con­clu­sio­nes de la per­for­man­ce de las tres va­ria­bles du­ran­te la con­ver­ti­bi­li­dad. En­tre 1991–94, se pro­du­jo un au­men­to del PBI del 34,5%, la ta­sa de de­so­cu­pa­ción au­men­tó del 6,45% al 11,45%. La in­fla­ción en es­te pe­río­do fue po­si­ti­va, aun­que en es­te tra­mo se fue de­sa­ce­le­ran­do pa­san­do del 84% en el año 1991 al 3,9% en el año 1994 guar­dan­do una re­la­ción ne­ga­ti­va con la de­so­cu­pa­ción. Re­duc­cio­nes del ni­vel ge­ne­ral de pre­cios pro­mue­ven au­men­tos del de­sem­pleo. Y al re­la­cio­nar el cre­ci­mien­to eco­nó­mi­co con la in­fla­ción el vín­cu­lo es po­si­ti­vo. 

En­tre 1996-98, el PBI nue­va­men­te cre­ce, pe­ro la de­so­cu­pa­ción se re­du­ce y lle­ga al 12,8% en 1998, per­ma­ne­cien­do en muy ele­va­dos ni­ve­les. En­ton­ces, el cre­ci­mien­to dio lu­gar a una re­duc­ción de la de­so­cu­pa­ción. La in­fla­ción se man­tu­vo po­si­ti­va y pue­de aso­ciar­se con au­men­to del em­pleo. Por lo tan­to, se man­tu­vie­ron los dos pos­tu­la­dos: el cre­ci­mien­to ge­ne­ra re­duc­ción del de­sem­pleo, y el ni­vel ge­ne­ral de pre­cios po­si­ti­vos aso­cia­do a re­duc­ción del de­sem­pleo. En cuan­to a la re­la­ción en­tre PBI e in­fla­ción se ve­ri­fi­can en am­bos ca­sos ta­sas po­si­ti­vas. 

En­tre 1999 y 2001 fue de cre­ci­mien­to ne­ga­ti­vo del 18,37% aso­cia­do con de­fla­ción del 4% pa­ra to­do el pe­río­do y de­sem­pleo que pa­sa del 12,8% del año 1998 a ca­si el 20%. Se ve­ri­fi­ca la re­la­ción di­rec­ta en­tre va­ria­ción del PBI y el em­pleo, pa­ra es­te tra­mo caí­das del PBI aso­cia­das con caí­das del em­pleo. Se ve­ri­fi­ca la re­la­ción di­rec­ta en­tre in­fla­ción y de­sem­pleo, en es­te ca­so: caí­das de la in­fla­ción (de­fla­ción aso­cia­da con au­men­to de de­so­cu­pa­ción), caí­da del PBI que da lu­gar a caí­da en el ni­vel ge­ne­ral de pre­cios. 

Las tres va­ria­bles hoy. El mo­de­lo eco­nó­mi­co apli­ca­do a par­tir de 2003. Arro­ja los si­guien­tes da­tos: el PBI cre­ció un 64%, ta­sa anual del 7,35%. (El pe­rio­do de cre­ci­mien­to más pro­lon­ga­do que vi­vió el país). En igual pe­rio­do, la de­so­cu­pa­ción que en 2002 lle­gó al 21.5%, re­tro­ce­dió año tras año has­ta la cri­sis de 2009 (la peor cri­sis eco­nó­mi­ca del ca­pi­ta­lis­mo des­de 1929). En 2003 el de­sem­pleo fue del 17,3%; 2004 del 13,6%; 2005 del 11,6%; 2006 del 10,2%; 2007 del 8,5%; 2008 del 7,9% y 2009 del 8,4%. 

Es­to con­fir­ma los pos­tu­la­dos men­cio­na­dos: Cre­ci­mien­to del PBI. Re­duc­ción del de­sem­pleo, y au­men­tos del ni­vel ge­ne­ral de pre­cios aso­cia­dos con re­duc­ción de la de­so­cu­pa­ción. En cuan­to a la re­la­ción en­tre PBI y pre­cios tam­bién se ma­ni­fies­ta una re­la­ción po­si­ti­va, es de­cir el cre­ci­mien­to del PBI ge­ne­ra au­men­tos de pre­cios. La mag­ni­tud del au­men­to de pre­cios se vin­cu­la­rá con la re­la­ción de fuer­zas en­tre los de­ten­ta­do­res de la ren­ta del tra­ba­jo y la ren­ta del ca­pi­tal y es na­tu­ral que, al au­men­tar el ta­ma­ño de la tor­ta a re­par­tir, los co­men­sa­les me­rez­can una por­ción ma­yor. 

Por lo tan­to es es­te pe­río­do de cre­ci­mien­to eco­nó­mi­co sin pa­ran­gón en la his­to­ria ar­gen­ti­na en el que se co­rro­bo­ran los pos­tu­la­dos enun­cia­dos, es de­cir, los au­men­tos del PBI se aso­cian con caí­das en la ta­sa de de­sem­pleo y ta­sas po­si­ti­vas de in­fla­ción. La ta­sa de in­fla­ción no fre­na el cre­ci­mien­to del con­su­mo. No exis­ten in­di­ca­do­res que va­ti­ci­nen un pro­ce­so de es­pi­ral hi­pe­rin­fla­cio­na­rio, a pe­sar de que la or­to­do­xia eco­nó­mi­ca pro­nos­ti­ca una de­ba­cle, el mo­de­lo eco­nó­mi­co ac­tual res­pon­de con ma­yor ge­ne­ra­ción de em­pleo y ta­sas so­por­ta­bles de cre­ci­mien­to de pre­cios, que son pa­lea­dos con el fo­men­to de pa­ri­ta­rias pa­ra la re­com­po­si­ción del sa­la­rio real de los tra­ba­ja­do­res. 

Li­cen­cia­do en Eco­no­mía- In­te­gran­te del Gru­po de Es­tu­dios de Eco­no­mía Na­cio­nal y Po­pu­lar (GEE­NAP - For­mo­sa)

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