Pensamiento Económico Latinoamericano. Aportes
de autores argentinos
Palabras clave: Pensamiento, Económico, Argentino
Nos
proponemos en la ponencia recuperar aportes realizados por autores argentinos
al pensamiento económico latinoamericano. Generalmente, las exposiciones
centran su abordaje desde una comprensión eurocéntrica, que van desde la
tradición greco-romana y especialmente los desarrollos modernos de las escuelas
clásicas, neoclásicas y modernas.
Consideramos
que diferentes intelectuales argentinos pueden ser recuperados e incorporados
en el desarrollo del pensamiento económico, mundial y latinoamericano, desde los
inicios mismos de la nación hasta la actualidad.
Es así, que
se podemos traer a la actualidad a quien es considerado el primer economista
argentino, Manuel Belgrano, que desde su cargo en el consulado va a reflexionar
sobre su realidad y ampliar su formación recibida en Salamanca con proyecciones
teóricas, como su visión del valor, como de propuestas de políticas de
desarrollo, en lo que refiere a acciones para formación de la nueva nación.
Desde ese punto de partida, nos proponemos sumar los aportes realizados por Silvio
Gessell, Alejandro Bunje, Raúl Prebisch, Julio Olivera y Aldo Ferrer.
La lista no
pretende excluir a otros pensadores o intelectuales, sino que es una selección
devenida a reflexiones sobre problemas de desarrollo actual que atraviesan los
países latinoamericanos en general y Argentina en particular, a fin de observar
sus aportes en las políticas económicas actuales.
En tal
sentido, esperamos con la ponencia, sumarnos al llamado de aportes del
pensamiento económico latinoamericano para propiciar el desarrollo sustentable
de nuestras naciones, en momentos en que se dirimen proyectos económicos
orientados a la inclusión y a la integración de los pueblos del continente
frente a otros centrados en el libre comercio y a la apertura y condicionamiento
de los imperios centrales.
Como estrategia
de abordaje, se realizará una contextualización histórica de los intelectuales
mencionados y se describirán los principales aportes conceptuales de los
mismos.
Manuel
Belgrano 1770-1820
Este autor
argentino escribe en plena transición del mundo medieval al capitalismo
industrial. Si bien Manuel Belgrano es relacionado con el pensamiento
fisiócrata, por su paso en la Universidad de Salamanca y la traducción que
realizó de las obras del francés Quesnay, “Máximas generales del gobierno
económico de un reino agricultor” y “Principios de la Ciencia
Económico-Política”, ideas que aportaban la visión macroeconómicas de la “Tabla
Económica” que describía la producción y circulación de la riqueza entre las
distintas clases sociales.
Sin embargo, en las ideas de Belgrano se combina la propuesta de estímulo
de la agricultura junto a la industria y la protección del comercio, en sus
palabras: “Fomentar
la agricultura, animar la industria, y proteger el comercio, son los tres
importantes objetos que debe ocupar la atención y cuidado de V.S.S. […].
Son las tres fuentes universales de la riqueza” (Memorias del Real Consultado de Buenos Aires, 15/6/1796). Belgrano
denominada “artes” a la industria y la relación con la agricultura la describe
cuando dice “La agricultura es el
verdadero destino del hombre […]. Todo depende y resulta del cultivo de las
tierras; sin él, no hay materias primas para las artes, por consiguiente la
industria que no tiene como ejercitarse, no puede proporcionar materias primas
para que el comercio se ejecute. Cualquiera otra riqueza que exista en un
Estado agricultor, será una riqueza precaria” (Memorias del Real Consultado
de Buenos Aires, 15/6/1796).
Sin embargo, en lo que respecta a la
teoría del Valor, pese a haberse formado en la escuela liberal smithiana,
Belgrano no diferencia valor de uso y valor de cambio como lo hace dicha visión
clásica. Más bien se acerca a la visión subjetiva de escuela neoclásica que
tendrá vigencia a finales de siglo, cuando centra la definición del valor en
relación al precio. En su artículo del Correo de Comercio, Nº 27 del 1/9/1870
sostiene: “Ninguna cosa tiene valor real,
ni efectivo en sí mismo, sólo tiene el que nosotros le queremos dar; y éste se
liga precisamente a la necesidad que tengamos de ella, a los medios de
satisfacer esta inclinación; a los deseos de lograrla y a su escases y
abundancia;…”
Además, si bien se lo acusa de
liberal, tiene una visión proteccionista respecto del comercio. Sostiene “Las restricciones que el interés político
trae al comercio no pueden llamarse dañinas. Esta libertad tan continuamente
citada, y tan raramente entendida, consiste sólo en hacer fácil el comercio que
permite el interés general de la sociedad bien entendida. Lo demás es una
licencia destructiva del mismo comercio”. (Belgrano, 1963, p. 223)
Silvio Gesell 1862-1930
Si bien Silvio Gesell nación en St. Vith, región de
Malmedy, ubicada en la convergencia de Bélgica, Luxemburgo y Prusia en 1962,
hacia 1885 se radica Buenos Aires hasta 1930. Sería aquí donde Gesell centraría su interés en el estudio de la crisis financiera que
padeció la economía argentina en 1890, sería con John M. Keynes que en su
“Teoría general de la ocupación, el interés y el Dinero” de 1936 lo citaría
explícitamente “Es
conveniente citar aquí al raro e indebidamente olvidado profeta Silvio Gesell
(1862-1930), cuyo trabajo contiene destellos de profunda perspicacia y estuvo
al borde de captar la esencia del asunto. En la posguerra sus devotos me
bombardearon con copias de sus trabajos... (en ellos ) no logré en absoluto
descubrir sus méritos... su importancia no se me aclaró hasta que yo hubiese
llegado a formular mis propias conclusiones a mi manera. Entretanto, como
otros economistas académicos, juzgué sus esfuerzos profundamente originales...”
(Keynes,
op. cit., p. 312).
Cabe destacar que Gesell formó parte del efímero
gabinete soviético de Baviera como Ministro de Hacienda en 1919 en el marco de
la firma del Tratado de Versailles con un contexto de crisis económica
profunda. Sus ideas ideas se difundieron velozmente hasta generar un movimiento
doctrinario que realizó un encuentro en Basilea en 1923 y que valió el
reconocimiento del economista norteamericano Irving Fisher, como sostiene
Keynes, quien rescata como obra principal “El orden económico natural por libre
tierra y libre moneda”. Según Keynes: “...Gesell... distingue
claramente entre tasa de interés y eficiencia marginal del capital.” Y amplía Keynes: “Luego indica, dice Keynes, que la
tasa de interés es un fenómeno puramente monetario y que la peculiaridad del
dinero, del cual emana la importancia de la tasa monetaria de interés, reside
en el hecho de que su propiedad como medio de atesorar riqueza, impone a
quien lo tiene gastos de conservación despreciables...” “...y que formas de
riqueza tales como la existencia de bienes... no tienen dichos gastos de
conservación.” (Keynes, p. 314).
Y
resulta relevante el siguiente rescate que realiza Keynes de Gesell: “La estabilidad
de la tasa de interés a través de los tiempos... es prueba de que
la tasa de interés no depende de caracteres puramente físicos como el
capital... sino que depende de caracteres psicológicos constantes...”
“...en tanto que... la curva de la eficiencia marginal del capital no ha
fijado la tasa de interés y... ha acrecentado las existencias de capital
real (cosas).” (Keynes, p. 314).
Las
ideas de Gesell permitieron incentivar la visión keynesiana que atacaba el
capital de interés, que en expresada por Keynes buscaría que “el crecimiento
del capital real (físico no monetario) está refrenado por la tasa de interés.”
“Si se eliminara este freno el crecimiento del capital real (físico no
monetario) sería en el mundo moderno tan rápido que probablemente se justificaría
una tasa igual a cero.” (Keynes, p. 315).
A
tal fin, Gesell buscaba reducir la tasa monetaria de interés con la propuesta
de genera un dinero que incurra en costos de conservación, del mismo modo que
bienes infecundos, dejando como propuesta más acabada la emisión de billetes
sellados a plazo, donde “El costo de estas estampillas podría fijarse... en
función al excedente de la tasa monetaria de interés (fuera de las
estampillas) sobre la eficiencia marginal del capital... en una
ocupación plena.”
Alejandro
Bunje 1880-1943
En
plena crisis del modelo agroexportador, ante las secuelas de la Primera Guerra
Mundial y la debacle de Gran Bretaña, sería el Ingeniero Bungue quien
cuestionaría las ideas de su generación en los años veinte, especialmente al
establishment librecambista, con
propuestas industrialistas y proteccionistas, a través de sus artículos
publicados en la Revista de Economía Argentina, que la fundó en 1918 y la
dirigió hasta su muertes en 1943, llegando a existir hasta 1952.
Criticaba
la visión de hipotecar el desarrollo nacional por una ventaja inmediata y
sostenía la necesidad de una reorientación que requería de la intervención del
Estado para trascender el desarrollo agropecuario intensivo y avanzar hacia una
industrialización, orientada en materias primas primero y luego hacia una
diversificación. (Llach, 2004).
A
su vez, Bunge es pionero en proponer la necesidad de una “Unión Aduanera del
Sur” como búsqueda de autonomía y poder de los países sudamericanos a través de
una unidad económica que contrarreste posibles creaciones de uniones en Europa,
propuesta por el gobierno alemán en 1926, o una articulación norteamericana.
En
palabras de Bunge, la integración consistiría en “una unión aduanera de la Argentina, Chile, Uruguay y Paraguay. Se uniformarías
las tarifas aduaneras de acuerdo con los derechos más altos en cualquiera de
esos países para cada artículo, y las modificaciones futuras se adoptarías por
una comisión permanente” (Bunge, 1940, p. 279).
Con
un artículo en La Nación del 21 de octubre de 1926, Bunge sostenía que esta
política estaba destinada a promover una política progresiva hacia la “Unión
Económica Europea”, sostiene: “En ningún
caso le cuadraría el título de Unión Económica Internacional...y representa el
resurgimiento de viejas ideas imperiales, en particular de los pueblos de habla
alemana... trataríase, a mi juicio, de preparar el camino a un “Zollverein”
europeo...La desventaja de las grandes potencias europeas (en particular de
Alemania) y el cuadro de contraste–frente al grado de prosperidad y expansión
industrial alcanzado por los Estados Unidos - las ha movido a considerar su
situación similar como un problema común.” (La Nación, 21/10/1926).
Estas
ideas son reimpulsadas por Alejandro Bunge en la edición de su clásico libro
“Una nueva Argentina” de 1940, donde reactualiza la propuesta con bases
estadísticas que llegan hasta 1938 con proyecciones de lo que implicaría una
unidad sudamericana en términos de producción, mercado, transportes y libre
circulación. En esta oportunidad, suma a la propuesta a Brasil como un socio
más.
Raúl
Prebisch 1901-1986
Con la superación del modelo agroexportador y el
proceso de industrialización en Argentina y América Latina, el pensamiento de
Raúl Prebisch se instaló en agenda en los países como estrategia de desarrollo,
apoyado en su rol estratégico como secretario general de la CEPAL (Comisión
Económica para América Latina y el Caribe) que impulsó, a través de la Revista que
dirigió, reflexiones y estrategias de fortalecimiento de políticas de promoción
industrial para la producción de bienes y servicios provistos en el mercado
internacional.
Contrario a las visiones librecambistas que
focalizaban el desarrollo en la inserción a la división internacional del
trabajo, junto a Hans Singer formuló la “Teoría de la Dependencia”, sosteniendo
que las empresas coloniales y el comercio internacional condicionan el
desarrollo económico de los países latinoamericanos, al orientar las exportaciones
a sus tendencias expansivas, provocando un crecimiento desequilibrado, donde
los países del tercer mundo caen en estado de “dependencia” de la demanda de
materias primas y oferta de manufacturas del primer mundo, generando una
relación de “centro-periferia”.
En tal sentido, los países latinoamericanos se ven
perjudicados durante la crisis del treinta por la pérdida de lo que Prebisch denominó
“Términos de Intercambio”, sencillamente expresado en la caída de precios de
las materias primas y suba de los bienes y servicios manufacturados. Pero la
importancia de Prebisch reside en sostener que esto no era un efecto coyuntural
sino una tendencia estructural de la relación de dependencia (Prebisch, 1981).
Así, la preocupación por la industrialización en
América Latina pasa a ser centro de su preocupación y se expresa durante los
años sesenta en sus escritos: Nueva política comercial para el desarrollo (1964), La
industrialización y la necesidad de exportar manufacturas (1964), Hacia una
dinámica del desarrollo latinoamericano (1964).
Julio Olivera 1929-2016
Promotor de la carrera de economía política en la
Universidad de Buenos Aires en 1958, estuvo a cargo de la materia “Dinero,
Crédito y Bancos” que fue centro de reflexión sobre las tendencias
inflacionarias en los países latinoamericanos, llegando a formular un modelo no
monetario de inflación en 1964. A su vez, con su trabajo de 1967, “Money prices
and fiscal flags” establecía una relación de deterioro en la recaudación
tributaria por efecto inflacionario, eje que fue profundizado diez años después
por el italiano Vito Tanzi. El deterioro se produce por el desfasaje del “precio
del gasto” con el valor real del “impuesto percibido efectivamente”, punto que
debe ser considerado en una estabilización monetaria.
Su principal legado fue pensar
estructuralmente el problema de la inflación y críticamente la noción de
crecimiento. Ideas que permiten salir del manual neoclásico, que centra el
problema en la emisión monetaria, para comprender los problemas estructurales
de inflación que tiene Argentina en su relación con la economía internacional. En
tal sentido, es necesario entender que un país exportador de alimentos al
retirar las retenciones trasladará los precios del mercado mundial al interno,
provocando inflación, sencillamente porque el productor prefiere vender al
exterior en dólares antes que aquí en pesos.
Siguiendo el manual, alguien
podría reducir esto a una inflación de costos, sin embargo, hay que observar la
oligopolización que presenta la economía argentina, donde diez empresas junto a
cuatro cadenas de distribución pueden trasladar estos precios y/o pueden
decidir desabastecer el mercado local para sustanciar ganancias en dólares. Esto
afecta a trabajadores, principales demandantes de alimentos, quienes pierden
poder adquisitivo y se empobrecen, porque consumen menos, a costa de
empresarios que ganan más, en tanto no logren compensar la caída salarial en
paritarias. La redistribución regresiva del ingreso es un efecto inmediato de
la suba de precios de alimentos que se consolida en largo plazo si no se
compensan los sueldos.
A su vez, en plena crisis de 2001
como parte del Plan Fenix de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA,
Julio Olivera sostuvo: “lo que está en
debate no es una postura ideológica –estatismo contra liberalismo,
planificación central versus economía de mercado- sino una cuestión científica
susceptible de ser tratada objetivamente. Su análisis contribuirá a la
dilucidación de la realidad económica argentina y de las posibles opciones a
las políticas económicas convencionales”. Como planteo crítico a las teorías
cuando dijo: “coinciden, aunque por distintas razones, el estructuralismo y el
monetarismo. En virtud de la denominada “ecuación del cambio”, sobre la cual se
basa la teoría monetaria de la inflación, dado el incremento de la oferta
monetaria y de la velocidad de circulación del dinero, cualquier disminución de
la tasa de crecimiento económico determina un ascenso, nunca una disminución,
del ritmo de aumento de los precios”.
A su vez, abordaba críticamente el concepto de
crecimiento, al sostener: «Aunque ordinariamente
se utilizan de modo indistinto las expresiones "crecimiento",
"desarrollo", "progreso" y "evolución económica",
trátase en realidad de fenómenos diferentes, que deben deslindarse con la mayor
precisión posible. Proponemos, con tal objeto, el siguiente criterio de
distinción: 1) crecimiento económico es la expansión del producto social como
función del tiempo; 2) desarrollo económico, el aumento de la razón del
producto social actual al producto social potencial, ambos como función del
tiempo; a su vez el producto social potencial, puede definirse de varias
maneras; 3) progreso económico, el aumento en el grado de satisfacción de las
necesidades sociales; 4) evolución económica, el proceso de cambio cualitativo
en la organización económica de la sociedad. Un país puede crecer sin
desarrollarse, crecer y desarrollarse sin progresar; crecer, desarrollarse y
progresar sin experimentar cambios de estructura, es decir evolución”.
Aldo Ferrer
1927-216
El problema del crecimiento también formó
parte de la preocupación de Aldo Ferrer. En su tesis doctoral abordó la
problemática y sus conclusiones formarán parte del libro “El Estado y el
desarrollo económico”. Allí construye una visión que centra la comprensión del
crecimiento económico en los países latinoamericanos bajo la “necesidad de un
cuerpo sistemática de doctrina para interpretar y trazar normas para la acción
gubernamental en la economía, ni la política económica de los distintos países
ha tenido sentido claro ni propósitos muy definidos” (Ferrer, 1956, p. 7).
Como contrapunto de una visión clásica, en las
economías latinoamericanas el capital privado no puede ser el agente dinámico
esencial del progreso económico. En sus palabras: “El desarrollo de las
economías atrasadas exige un intenso esfuerzo colectivo de estímulo y
organización de las capacidades productivas, que dada la debilidad de la
empresa privada, sólo puede ser puesto en marcha por el Estado. Por otra parte y aunque parezca paradójico, el
fortalecimiento de la empresa privada y su aporte efectivo al progreso
económico y social depende de que el Estado cree las condiciones básicas que lo
permitan” (Ferrer, 1956, p. 8-9). Así, el pensamiento de Ferrer aportó
en la expansión del pensamiento desarrollista de los años sesenta.
Sin embargo, a la visión industrialista del
cepalismo, Ferrer sostendrá la necesidad de un crecimiento “integrado”.
Comprendía que la insuficiencia del desarrollo de industrias dinámicas lo que
tendía al desequilibrio y provocaban el estrangulamiento externo y un correlato
inflacionario y complicaciones financieras. En tal sentido, sostenía Ferrer: “Ahora sabemos además que para sentar las bases de un
desarrollo sostenido no basta con una industrialización concentrada en las
manufacturas pasivas o impulsadas, como postulaba la CEPAL inicialmente. (…) el
pobre desarrollo de las ramas dinámicas la economía nacional se estancó en el
largo plazo y "no será posible quebrar el estancamiento sin un esfuerzo
vigoroso de expansión de las dinámicas y de integración de la estructura
económica" (Ferrer, 1964).
A su vez, Ferrer avanza a la idea
de un modelo de crecimiento “integrado y abierto” que proponía superar la
lógica sustitutiva de la industrialización por una consolidación de las
capacidades exportadoras de la industria. Consideraba que el desarrollismo
encontraba su límite en el mercado internismo por la diferencia de crecimiento
del sector industrial respecto al sector exportador (preponderantemente
primario), lo que provocaba el estrangulamiento por falta de divisas que, en
palabras de Ferrer, "obstaculiza la acumulación de capital,
particularmente en los sectores básicos de infraestructura, debido a la
dificultad de importar maquinaria y equipos de exterior", y que
"provoca un creciente nivel de endeudamiento con el exterior que gravita
severamente sobre el balance de pagos" (Ferrer, 1970).
Con el regreso del neoliberalismo
en los años noventa, Ferrer se convirtió en uno de los más activos críticos de
la globalización y sus efectos negativos sobre los países periféricos. También
miembro del “Plan Fenix” sostuvo que la mejor opción para las economías
latinoamericanas era orientarse a vivir con lo que tienen y consolidar su base
de desarrollo.
Realizado un breve
recorrido por conceptos aportados desde el pensamiento económico argentino, se
reafirma la pretensión de no acotar la problemática a los autores citados o a
las temáticas abordadas, sino, por el contrario, se busca establecer un punto
de partida a la necesaria recuperación de las reflexiones autóctonas y el
llamado de comprensión a fenómenos propios de países latinoamericanos.
Se pretende
incentivar al estudio e investigación de visiones que problematizan la situación
de crecimiento económico de los países latinoamericanos, centrando en
comprender sus condicionamientos propios y las salidas adecuadas que responden
a situaciones y características exclusivas y que no pueden ser abordadas por
recetas pensadas para condicionamientos de países centrales.
Por eso,
consideramos el comienzo de un trabajo que debe abocarse a pensar la realidad
argentina y latinoamericana para poder generar políticas propias que nos permitan
salir del constante regreso de recetas que nos llevan al fracaso. Con ese
horizonte nos encontraremos en próximos trabajos.
Ciudad de Buenos Aires, primavera 2016
Bibliografía
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Belgrano,
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Bunje
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Gesell,
Silvio. “El Orden Económico Natural por Libretierra y Libremoneda” -
Tomo I “El dinero tal cual es” y Tomo II “El dinero como debe y puede
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castellana de la 7ª edición alemana, editados por Ernesto Fridolim Gesell (hijo
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J.J., “Alejandro Bunge, la Revista de Economía Argentina y los orígenes del
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Olivera, Julio HG, “Money prices and fiscal flags”, 1967.
·
Olivera
Julio HG, en “El Trimestre Económico”,
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·
Prebisch,
Raúl,Capitalismo Periférico: crisis y
transformación, FCE, México, 1981.
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